
Reseña: En Libertad, Gisela Derpic
Como siempre afirmo: la biografía es el mejor cruce entre literatura y periodismo. En 𝘌𝘯 𝘓𝘐𝘉𝘌𝘙𝘵𝘢𝘥, Gisela Derpic encarrila ambos aspectos en un carácter dialógico que lleva de la mano al lector por la vida de Liber Forti.
Apenas voy por los 25 años del protagonista, pero estas primeras cien páginas ya me han hecho viajar un trayecto que parte en Italia y continúa entre Tucumán, Argentina y Tupiza, Bolivia con cárceles, imprentas, periódicos, escenarios y túneles clandestinos de por medio; además de algunos desvíos a la Guerra civil española y el teatro griego, cuyas explicaciones de los respectivos contextos nutren los conocimientos del lector a la par que enriquecen y ubican a cabalidad el relato/diálogo. Aunque obvio, pero igual debo resaltarlo, esta lectura permite entender el anarquismo más allá de una actitud disruptiva, sino como un verdadero sentimiento y compromiso en nombre de la libertad y contra el poder abusivo en cualquiera de sus formas.
Los que pasamos, o hemos pasado, clases con Gisela estamos acostumbrados a un tono firme que inspira autoridad total -y que nadie quisiera oír enojado-; aunque sí se siente esa voz en algunos pasajes de la obra -más cuando afirma su postura del tema en cuestión- en 𝘌𝘯 𝘓𝘐𝘉𝘌𝘙𝘵𝘢𝘥 Gisela comparte un tono íntimo y cariñoso con su amigo. Esta no es una obra escrita desde la pretenciosa objetividad y lejanía de los hechos, es un homenaje explícito a la vida de un amigo. Una vida que al leerla solo podemos preguntarnos: ¿cómo es que no conocíamos semejante historia?
Pero este es un trabajo que va más allá de la entrevista o de la pluma de quien ya conoce al protagonista. Documentos y autores citados para quien quiere indagar más, historias paralelas que chocan entre sí y perfiles de “personajes” con una fugaz aparición: tanto como una biografía, 𝘌𝘯 𝘓𝘐𝘉𝘌𝘙𝘵𝘢𝘥 es un documento histórico, un diálogo/narración que entre todas sus acotaciones termina contando tanto la historia de Liber como de otros pasajes invisibilizados de la historia general.
Lo último que deseo resaltar en este corto comentario es el desafío que la lectura implicará para algunos lectores. La redacción de Gisela está construida en oraciones largas, con acotaciones, paréntesis, cometarios a Liber y hasta presagios de lo que viene en las siguientes páginas. Hay oraciones de incluso media plana -en lo que avancé de la lectura- armadas con todos los recursos de puntuación posibles. En contraste está la oralidad de Liber plasmada textualmente con las dinámicas y diagonales cursivas, las lagunas de tres puntos y los recurrentes «tatatatas…» que logran que escuchemos la voz de alguien a quien no conocemos.
Pongo punto final al comentario y me avoco a la lectura para luego intentar escribir una digna reseña y motivarlos a adentrarse en las páginas de Gisela y la vida de Liber Forti.